balcarce
recibimos a la chu y sus vacaciones del canadá con un gran asado que continuó en el ahora reabierto pub de nuestra adolescencia, luchando por pasar para ¨ir arriba¨ó para ¨ir abajo¨ unas cuantas veces hasta que el nivel de alcohol de pepe me obligó a emprender la retirada.
ya casi durmiendo prendí la luz de la habitación después del ruido que me despertó. y sí, era pepe que había rodado al piso con sábanas frazadas y acolchado, y lloraba y se reía tentada y en pedo con el sillón cama dado vuelta encima de ella.
preocupada le pregunté si se había dado la pata de hierro del escritorio en la cabeza, y no hacía más que llorar y reírse hasta que desde la maraña de pelos llanto y rimmel corrido me dijo: estoy re gordaaaa.
en un mes nos mudamos juntas, yo la quiero mucho a ella, y ella a mí creo que también.