lunes

así, tan obtusa en su sinfín de controles-remoto(s), encontrase el catálogo de verano, el que en 5º sea la página, márgen inferior antepenúltimo párrafo, hágase la luz! y la fotografía! de aquel novio muerto, extraño especímen de antaño; con anteojos a sabiendas prestados y un saco azul oscursísimo con un emblema dorado pegado hacía dos días con una plancha que ya no funciona. tal es la sorpresa, tal el grito, de angustia conocida, pomelo rosado, desesperanza por que se mueva en ese espacio de 5 x 8 y que diga algo así como ¨yo no quería el gamulán, te quería a vos, a vos toda, toda vos para mí; no te lo dije porque venía del dentista y tenía la boca dormida¨