sábado

lo posible no es más que lo real proyectado hacia el pasado

A los veintipico escuchaba mucho frases como: ese disco es tan de cuando yo era pendejo; supergrass me hace acordar a mis 17; esa canción me marcó el paso de niño a hombre, me rompieron el corazón y en mi desazón escuchaba mucho elliot smith; y demás frases de un tinte melanco-introspectivo que demostraban, no solo una sensibilidad vívida sino también muy vivida. Demasiado para mi aquí y ahora.
No es que yo estuviese en mis 17, pero esa añoranza, esa espina, ese siempre conectar con un atrás doré, ese manto de nostalgia sobre una banda o una canción me resultaban un tanto bizarros y bastante fantasiosos; una especie de romanticismo que no hacía anclaje real con el presente. 
Estos seres siempre me resultaron llamativos y sensibles pero a la vez bastante pelotudos. 
¿tanto pasado tenés? ¿una sola canción te retrotrae a un día, solo a un día de tu vida, te eyecta como un misil sin escalas a ese recital en donde entendiste todo? 
no te creo un carajo y sos un boludo. Un boludo sin ninguna escala. Un romántico al pedo. 
La música es ahora, el recital es el sábado.

Hoy respondo a la pregunta ¿un lugar en el mundo? el útero de mi mamá hace 28 años.
Y uso el grooveshark para volver a sentir cosas que ya pasaron; busco temas claves, discos, sonidos, mojones del sentimiento. Como una magia, encuentro una sincronía y vivo en otro departamento, tengo otro balcón, otra vista, menos plantas, menos plata, mucha más tela para cortar.
De repente, siento empatía tardía con seres que ya habían vivido una canción con más notas que la mía, que la tocaba en Fa de fanática, en Re de rebelde.
Hoy pongo Supergrass y me acuerdo de una bombacha que desintegré.
Y me dan ganas de redoblar este vació proyectando lo real hacia adelante, imaginando que comida estoy comiendo cuando escuche manhattan dentro de unos 7 años.