anthony perkins un poroto
hoy volvimos al delta para ver una posible locación. el lugar es realmente increíble, una estructura abandonada a medio hacer, fantástica loza de tres pisos gigante sostenida por columnas en v, los restos de un imperio que nunca existió.
una hora de tren y una hora de lancha hasta tres bocas, donde encallamos para pasar por abajo del propiedad privada en busca de respuestas. atrás de lo que iba a ser una gran ampliación se esconde un hotel familiar casi en ruinas pero que teoricamente funciona.
ya adentrandonos se nos vino un perro al humo y el grito de nelson de no hace nada. el encargado del dueño, que así fue como se presentó, es un hombre solitario, un isleño polizón de lanchas para ir a carupá por víveres. un hombre grande y morrudo, de piel curtida por años enteros, de mirada firme e inquietante. según él, las cosas han cambiado en estos tiempos ya nadie tiene respeto ni te agradece nada.
nos obligó a entrar para mostrarnos las facilidades del hotel en el que se alojaron evita, perón y gardel. cuando subimos a la planta alta por un momento pensé que iba a matarnos a golpes y colgarnos de un gancho para despellejarnos en el jardín de invierno.
nos contó que podemos pedirle una habitación en cualquier momento, aún a las 3 de la mañana, que desde hace nueve años está solo -se ve que su señora huyó por el río sarmiento para nunca más volver- y que cuando nos quedemos llevemos la comida desde la capital porque en tigre te fajan con los precios.
160 pe, de jueves a domingo para dos personas.
yo con un rifle que me quedo de una.