martes

los machos

entre mi vecino de interno y mi casa hay un metro y medio de distancia. y también nos separan unos cuantos años.
desde que me mudé intenta seducirme de las formas más estúpidas y tristes, haciendose el banana obvio. yo ni bola: y no por su condición de enano rugbier y amorfo siempre bronceado a lo marley aún en agosto, sino porque efectivamente es un pelotudo.
uno de los tantos días de los que yo me hago la que no lo veo ni escucho, se ve que empezó a guardarme rencor, y como enano caprichoso que es, cada vez que se juntan con sus treintañeros amigotes habla mal de la vecina, puta y rídicula y pendeja que vendría a ser yo. todo mientras se encierran a ver devedés en el cuarto que tiene el televisor: siempre repiten los mismos
+el de diego torres unplugged
+el de coldplay
+el de U2
+el de shania twain

por eso es que disfruto tanto cuando las tardes que viene su empleada a limpiar, observo como: no solo no limpia y nos saludamos con un guiño y una risita; sino como se clava maratones de los simpsons enteras en la cama del susodicho.